lunes, 17 de marzo de 2014

Grandes mentiras del siglo XXI, vol. 2: clásicos para cortar.

Las personas que me conocen, saben cuál es mi opinión actual acerca de las relaciones de pareja: destinadas a extinguirse. Buscamos personas para ir al cine, a la playa, de camping, a conciertos de grupos infumables a los que nadie más quiere acompañarnos, personas para comer y cenar, visitar museos, fomentar el alcoholismo semanal yendo de vinos, escapadas de fin de semana o incluso para hacer simples recados cotidianos. Mientras la cosa funciona estamos encantados; el problema viene cuando algún miembro de la pareja se salta las reglas o simplemente deja de gustarnos como acompañante. A partir de ese punto de inflexión, lo más probable es que se desencadene una serie de hechos hecatómbicos hasta que efectivamente la relación se rompa.

Hoy quiero hablaros de esto; del aparentemente sencillo hecho de cortar. Y más concretamente de las palabras que utilizamos para hacerlo. Cuatro clásicos que reconoceréis porque o los hemos escuchado al menos una vez en nuestra vida o nos hemos visto obligados a utilizarlos para sacarnos a alguien de encima intentando sin suerte, no provocar una guerra mundial.

En primera posición nos encontramos con una de las excusas más utilizadas y a la par de las menos dolorosas: El clásico necesito un tiempo; pero seamos realistas… ¿Quién coño necesita un tiempo? es más, ¿un tiempo para qué exactamente? Para poder tener sexo con esa otra persona que tanto nos llama sin remordimiento, para intentar que nuestra pareja cambie (lo más solicitado por cierto), para ver si entre tanto conocemos a otro que nos llene más y nos aburra menos… Si queremos cambiar a nuestra pareja no nos llegará con un mes o dos, sino que nos harán falta años de trabajo para resetear el cerebro y moldearlo como nos apetezca. Es trabajo imposible, a la par que éticamente cuestionable, pero son muchos los que lo han intentado. Siempre fracasa. El “tiempo” es la previa a que la relación se termine. Un aviso, un prepara tu mente y ve adaptándote al cambio que antes o después te daré puerta.

No eres tú soy yo: Parece un chiste, pero resulta que esta mentira y de las gordas está en el vocabulario de todos. Se supone que es una forma de decir que la persona a la que se lo están comentado que no ha hecho nada malo, y normalmente el que la dice tampoco es muy explícito con cuál es la causa exactamente. En una situación de infidelidad, por ejemplo, es obvio que el cornudo o la cornuda no han hecho absolutamente nada más que estar allí presente sin enterarse de nada mientras les dejaban. Es un feo la verdad porque como excusa es una chusta, y normalmente es preferible extenderse un pelín y ser algo más… concreto. Creemos que seremos mejores personas diciendo eso que ocultando la verdad. Algunos prefieren que creer a la larga que efectivamente era así pero lo que suele haber detrás de eso sólo es una cosa tan sencilla como ya no siento lo mismo. Duro de decir, duro de escuchar, pero una verdad como un templo.

El te mereces algo mejor es otro clásico entre los clásicos. Suele ir acompañado del “no eres tú, soy yo”. Más de lo mismo con respecto a la anterior. Con suerte irá seguido de una milonga mal inventada, y en el peor de los casos de algo así como quiero cortar porque creo que te mereces algo mejor. Un poco de inventiva chavales.

Y por último y no menos importante y no menos usada es el tipicazo de yo te quiero como amiga; la medalla de oro de las excusas baratas. ¿En serio alguien cree que al día siguiente de estar tranquilamente compartiendo almohada podemos decir una estupidez como esa?, ¿Qué será nuestro mejor amigo o nuestra mejor amiga al que llamaremos para contarle lo que nos ha pasado durante el día? Venga ya… Hasta es una falta de respeto y todo. Es muy buena manera de espantar si es lo que queremos, pero siempre encontramos a pobres incautos que se lo creen. Eres muy guapa, me lo paso genial contigo, pienso en ti a diario blablabla. Otra forma de decir no te quiero, sólo que a veces lo decoramos tanto que da lugar a error, porque si todos los piropos que acompañan a esa construcción gramatical son verdad es que la persona que nos está dejando es realmente gilipollas (aplicable a nosotros mismos por supuesto; si estamos dejando a alguien en quien pensamos a diario deberíamos replantearnos muchas cosas.) En cualquier caso, si hay algo de verdad en eso y realmente queremos a esa persona como un buen amigo o una buena se merece un poco más de esfuerzo mental.


Queridos y queridas, imaginación por favor.

Un saludo y buen Lunes.

Mercromina <3



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