viernes, 31 de enero de 2014

El inglés de moda


España, es uno de esos países donde el inglés se practica poco; en los centros de enseñanza los contenidos son exactamente iguales desde hace años y en la mayoría de los cursos, desde el fin de la enseñanza primaria hasta el bachillerato. La televisión sigue retransmitiendo en castellano las películas y series tanto inglesas como americanas, y dados los avances tecnológicos que nos rodean (plenos siglo XXI, era de la información, la informática y todas esas cosas) ni se nos ofrece la posibilidad de verlas en versión original subtitulada como hacen nuestros vecinos de Francia y Portugal.

Entre tanto, en ciertos mundillos en general y en el de la moda en particular, se han empezado a utilizar palabras en inglés para designar cosas tan sencillas como camiseta ombliguera, magdalena grasienta de colores, jersey de talla xl, o simplemente delicioso (Yummy para todos los que no os manejáis por el mundo de las fotos de comida de Instagram).

Estar a la moda implica hablar a la moda y ahora un aspirante a convertirse en famosillo rápido y ya necesita literalmente usar estas palabras mágicas. Sin embargo, resulta un tanto contradictorio que mientras nuestra querida alcaldesa de Madrid dice “a cup of café con leche” leamos y escuchemos “cup cake”, “trench” o “topping” de las chicas “it” de la temporada; y hablo de las de este país, las que han crecido con nuestro mismo plan de estudios. 

En cualquier caso hay que aprender a vivir con ello pero los blogs de moda que están a la orden del día, parece que pisan más fuerte de lo que pensábamos, y según mi opinión, más de lo que les corresponde.

El otro día sin ir más lejos compré por internet una blusa monísima y al menos a la modelo le sentaba increíble. Después de hacer el clásico análisis de cuánto iba a usarla, en qué ocasiones, precio, material y demás, decidí ejecutar la compra. En unos días tenía el paquete en la oficina alegrándome la tarde. Me la puse y obviamente aunque no tengo el cuerpo de la modelo en cuestión, me llevé una decepción enorme. Era corta. Corta como para ir por la calle enseñando el ombligo y lo que no es el ombligo, y sinceramente, a las niñas de 15 años o aquellas que tienen tiempo y ganas de hacer dieta y enfrascarse un par de horas diarias en el gimnasio probablemente les sentaría increíble, pero no era mi caso. 

Fui a devolver la blusa, mi ilusión y mi orgullo, porque dos dependientas afirmaron que el “crop top” estaba muy de moda, salía en todos los blogs de lectura obligada y era un “must” para la temporada. Hasta ese momento no tenía ni idea de lo que era, pero luego lo entendí que actualmente los cánones dictan que todas las mujeres que tengamos cierto interés en lo que nos vestimos debíamos tener en nuestro poder una de esas camisetas anti dignidad en nuestro armario o de lo contrario seríamos quemadas en la hoguera.

¿En serio todo lo que se ponen esas chicas se convierte en prenda obligada? Porque de ser así empezaré a plantearme su falta de ética y moral para con el género femenino.


Con todo mi amor, Mercromina.

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