viernes, 7 de marzo de 2014

Tierra trágame: Situaciones evitables por el bien de nuestra vida social.

¿Alguna vez os habéis visto envueltos en una situación bochornosa por hacer un comentario inoportuno? Yo sí. De hecho también he experimentado lo que es cambiar de color al puro estilo camaleón pasando del blanco cadáver (sé que las mujeres tenemos una escala de colores más amplia, pero creo que todos nos podemos hacer una idea de cuál es este tono exactamente) al rojo tomate, granate y violeta; bradricardias y taquicardias en un espacio temporal objetivamente corto para semejante actividad cardíaca y brotes de sudoración propios de un adicto al crack en pleno ataque de mono.

Con la edad, parece que se nos ha olvidado realizar ese gesto estúpido que nos enseñaban en el cole de cerrar la boca con una llave imaginaria y tirarla a las profundidades de algún agujero negro perdido por la estratosfera que curiosamente pase por allí en ese momento. Gracias al trabajo, estoy redescubriendo el significado de la expresión meter la pata hasta el fondo. Todos lo hacemos (y no es un consuelo), es parte del ser humano de hecho, pero en ciertas ocasiones antes de abrir la bocaza o en su defecto ejecutar algún tipo de acción precipitada, es muchísimo más inteligente permanecer en silencio, contar hasta veinte, cantar el baby one more time con baile y todo, y si el espacio y normativa sanitaria nos lo permiten, fumar un par de pitillos. De lo contrario, es probable que nos espere una concatenación de desgracias que es preferible no descubrir.



1. Nunca y bajo ningún concepto llaméis a ninguna persona pasadita de peso budita, King África o figura de Botero. Las razones sobran. Sobre todo cuando vivimos en una ciudad relativamente pequeña donde nos podemos encontrar a dicho sujeto en el gimnasio, tomando unas copichuelas o en la sección de carnicería del supermercado, atendiendo claro y un machete en la mano.

2. Cuando por alguna circunstancia hay que saber la edad de una mujer, como por ejemplo si es una pacienta/clienta y es estricta y puramente necesario por cuestiones laborales puede pasar lo siguiente:
- Por favor dígame su edad.
- ¿Cuántos crees que tengo?
¡Esta pregunta es trampa! Alguna se cree que teniendo 45 puede aparentar 30, y es cierto en un 2% de la población más o menos, pero es que en otros casos es fisiológicamente imposible. Si os pasa, por experiencia, aunque tengáis ante vosotros una señora enfundada en un vestido de lycra y leopardo, unos taconazos, un cabello rubio oxigenado, botox en los labios y baje y levante las cejas en una especie de Tourette repitiendo cuántos cuántos cuántos sin cesar, restad diez años de la edad que estéis pensando... y a veces no es suficiente. Puede convertirse en el Diablo de Tazmania si la respuesta a su pregunta no le satisface

3. Cuando tengáis al otro lado del teléfono a un plasta que no atiende a razones, antes de ponerlo en espera para desahogarnos preguntando si tiene un CI de dos cifras, lleva un palo incrustado por algún sitio, ha desayunado All-Bran o lleva tantos años sin relaciones sexuales que se le ha reconstruído su virginidad, aseguraos de que le dais correctamente al botón de llamada en espera. Podéis perder a un cliente.

4. En todos los grupos de amigos hay algunos que nos caen mejor y otros que nos caen peor. Si una situación extrema nos lleva a alertar inmediatamente al resto vía whatsapp de que no debemos hacer comentarios despectivos en un ratito, lo mejor es cambiar el método de comunicación; sobre todo si no teníais intención ninguna de que el susodicho o susodicha se enterase del percal.

5. Volviendo al primer punto, si alguna vez veis a alguna mujer a la que hacía un par de años que no veíais y parece que está embarazada, antes de darle la enhorabuena, tocarle la barriga, preguntar si es niño o niña y cuando sale de cuentas, es muchísimo mejor asegurarse de que la fémina en cuestión está de verdad en estado de buena esperanza y no se ha convertido en accionista de McDonalds. 

6. Por último y no menos importante (mujeres), si alguna vez llamáis a vuestra pareja y os responde una voz jovial y alegre (y no es porque a vuestro novio o marido se haya sometido a una operación de cambio de sexo) intentad mantener la calma. Los brotes psicóticos son muy interesantes pero a veces es mejor colgar y volver a llamar a ver qué sucede.  Me ha pasado. Hace unos años estaba tranquilamente en la playa cuando sonó mi teléfono. Ansiosa porque el número desconocido fuera de alguna empresa a la que había enviado el CV y se apiadaban de mi inexperiencia, respondí, y al otro lado apareció una loca (porque no hay otra palabra para definirlo) que me amenazó con cortarme cosas, agarrarme cosas, tirarme de cosas y matarme si no dejaba en paz a su marido. Simplemente se había confundido de número, pero no debió de contemplar esa opción. Tuve miedo.



      Queridos y queridas, os deseo a todos un (por fín) soleado fin de semana.
 
      Mercromina <3








4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Genial el post :) También hay que ser extra cuidadoso/a cuando, digamos un nuevo conocido por ejemplo, te enseña una foto, y le dices, "anda,¡qué guapa tu madre!", y a continuación te planta un "es mi novia" más grande que un ZAS en toda la boca de Sheldon Cooper ;)

    ResponderEliminar