La
Biblia, el libro de los libros, tiene un montón de enseñanzas útiles, tales
como el tema de que los cuernos no sientan tan mal si son obra del espíritu
santo, que matar niños porque piensas que te van a robar el trono es
completamente lícito, y que el oro, el incienso y la mirra (¿Qué leches es la
mirra?) son regalos perfectos para un niño recién nacido.
Pero
además de esta retahíla de milagros, hay una parte muy interesante de la biblia
que nos ilustra sobre la historia del pueblo egipcio, y como un dios con muy
mala leche se dedicaba a putearlos desde las alturas.
Además de tenerles de
peregrinación por el desierto y de aparecer en zarzas ardiendo a más de un incauto,
Yahvé, que sin cargas familiares se aburría muchísimo, decidió mandar una serie
de plagas al pueblo mientras lo tenía sometido, tales como ranas, agua
convertida en sangre (mucho más majo su hijo, que al menos la convertía en
vino) o moscas y piojos.
Pues
bien, yo creo que ya lleva unos cuantos años aburrido y como se ha convertido
en un viejo cascarrabias, el altísimo ha vuelto a pensar qué plagas podría
mandarnos a estas alturas de la vida, cuando nos sabemos todas y cuando ya no
somos un pueblito, sino una aldea globalizada (me ha quedado muy Unicef esto),
y estas son las plagas que nos ha enviado:
1. Las
ciclogénesis: Hace años un temporal era un temporal, lloviera un poco o te
llevara por los aires el tejado de tu casa, la mesa de la terraza y a tu vecino
(pobre Alfonso, cómo lo echamos de menos…). Pero de un tiempo a esta parte,
todo son ciclogénesis que tienen unos nombres que bien podrían ser sacados de
las páginas de contacto de cualquier periódico.
2. Las
ego-bloggers: El perfil es el siguiente: Chica mona(o en su defecto, que
siempre salga mirando hacia abajo o con gafas de sol enormes), con un novio
santo poseedor de una réflex, fan de comprar ropa que sólo se pone para las
fotos porque no sería capaz de salir así a la calle, y amante de fotografiar
platos ingentes de comida acompañados de términos como #food #yummy #brunch que
jamás pretende comerse, no vaya a ser que engorde. Todas se ven diferentes,
pero es una plaga similar a ‘Las guerras clon’.
3. Cupcakes:
Mucha gente dirá que no vaya de moderna y que no llame ‘cupcake’ a una
magdalena de toda la vida. Me parece bastante insultante no saber la
diferencia, ya que si le das un cupcake a tu abuela, por mucho que tenga
erigido un templo budista con buda incluido en su cima, ella te dirá que jamás
se juega con la comida y que por muy bonito que sea, sabe a pura azúcar y que
si quieres dedicarte al arte, pintes cuadros.
4. Los
bazares chinos: Como hemos dicho, Dios se ha adaptado a los tiempos que corren
y si antes la frase era ‘Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana’ ahora
podríamos decir que ‘Donde se cierra un supermercado, un bazar chino se abre’.
Inmensos locales que son una tienda de ropa, peluquería, droguería y
ferretería, todo a la vez, todo muy junto y todo con un chino persiguiéndote
todo el rato recolocando las cosas que ya están colocadas. Hay que tener
especial cuidado que en una de esas no te secuestren y te roben los órganos,
que eso es a lo que se dedican los chinos en los bazares en realidad, que lo
leí en un e-mail en cadena que recibí hace unos años.
5. Las
tiendas de compro ORO: ‘La crisis’, diréis. La crisis podía habernos llenado la
calle de cash converters o mercadillos en garajes ‘American style’, pero no.
Aquí alguien con mucho ojo comercial ha tomado a pies juntillas eso de que
‘hemos vivido por encima de nuestras posibilidades’ y ha debido de pensar que
tenemos en nuestra casa tanto oro como MA Barracus lleva en su cuello. Ver
negocio tras esta conclusión es algo más que obvio.
6. El cigarrillo electrónico:
A medida de que los letreros amarillo pollo de las tiendas de ‘compro oro’ se
iban descolgando, muchos d estos locales se iban cubriendo de neones violetas,
que como todo el mundo sabe, son lo más futurista que existe. A medio camino
entre una tienda de Apple y un videoclip de un eurovisivo grupo sueco, vimos
aflorar en nuestras calles numerosas tiendas de un objeto innovador: el cigarrillo
electrónico. Podéis ir haciendo apuestas de qué va a ser lo que las sustituirá
en un par de meses.
7. El
Gin-Tonic: Nos dicen hace 5 años que el gintonic iba a poder masticarse y no nos lo creemos. Lo que en su día fue la bebida estrella de la 'cincuentona borracha' hoy es la bebida de moda. Combinaciones imposibles, macedonias dentro de copas de mil formas, colores y sabores y cartas de ginebras premium se sirven en bares con estética similar a las tiendas de venta de cigarrillos electrónicos (quizá sustituirán todas por sitios de copas?).
Lo que está por llegar:
Los
cronuts: Esto todavía no ha llegado, pero llegará, porque es lo más guay de
Manhattan y lo más guay de Manhattan siempre se extiende (si no que alguien
venga a explicarme a santo de qué, comenzaron a vender faldas tutú a partir de
que Sarah J Parker trotara con ellas por la quinta avenida). Dicen que es un
invento del recopetín que fusiona el donuts y el croissant. Yo he visto una
descripción y una foto y creo que llevan existiendo toda la vida, pero no les
llamábamos cronuts, se llaman rosquillas
Cristalero y las podéis encontrar en cualquier feria. Sin colas y en paquetes de varios.
Sólo espero que sobrevivamos a todas ellas.
Muy suya.
Efervescente.
Me han entrado unas ganas irrefrenables de comer rosquillas Cristaleiro!!
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