Somos
mayores. Corrijo: somos mayores en una segunda adolescencia. Yo tengo la teoría
de que esto es culpa de que crecimos viendo Al Salir de Clase donde una panda
de actores cercanos a la treintena,
paseaban por un instituto, tenían uno sueldos de unos trabajos precarios
suficientes como para permitirse unas copas o incluso los más afortunados, un
piso compartido con otras diecisiete personas y que tenía relaciones muy serias
en las que se querían muy fuerte durante aproximadamente dos semanas. Y claro,
eso confunde a uno, y ahora que nos vemos físicamente semejantes, creemos que
esa es la vida que debemos que tener, quitando pequeñeces de asesinos en serie
o psicópatas violadores, que hay que saber distinguir ficción de realidad.
Pero
hay ciertos síntomas que te dicen que el tiempo pasa y hace mella. Los jueves
te tomas unos vinos con tus amigos y ves chavalada por la calle y te apetece
salir, pero mañana trabajas, y en realidad, ¿salir para qué? si todo está lleno
de niños que no saben beber, que se agarran unas moñas que tú ya ni
recuerdas!!. Y no las recuerdas porque el sábado pasado bebiste como si
tuvieses un hijo en la cárcel y no sabes ni cómo llegaste a casa. Pero tu
cuerpo viejuno, cansado de tanto castigo,
se encargó de recordarte bien esa noche, no dejándote beber coca-cola
hasta el martes porque te sabía a cubata, porque las resacas con esta edad
duran y pesan más.
Y pesan
más porque tenemos más dinero, entonces claro, en vez de hacer botellón con
alcohol del súper, bebemos veneno en copas de 5 euros en locales a los que va
gente que ronda nuestra edad y bebe gintonics con macedonias de frutas, que es
lo que se lleva. Entonces te sorprendes a ti, viendo si ese chico/a guapo/a de
la barra lleva anillo de casado y te das cuenta de que esto de ser mayor se te
está yendo de las manos, puede que incluso conozcas a alguien y…huye!! Huye de
ese local de gintonics elaborados y música latina o acabarás con un divorciado
con dos hijos, y lo que menos quieres es aguantar a niños si no son de visita…
¿Qué el
instinto maternal está llamando a tu puerta, dices? Piensa en tus veranos, estás
en la playa y hay un montón de niños corriendo y gritando como una manada de
gatos en celo, y ya sabemos que tú sólo aceptas a los gatos en los vídeos de
internet, no lo soportas más y quieres
matarlos. No te autoengañes con un ‘si no me gustan los niños es porque no me
hago mayor’. A Herodes tampoco le gustaban los niños, Herodes era rey, y aunque
posiblemente fuese más joven que tu ahora mismo, en esa época la gente se moría
joven, así que sería considerado un anciano. El resto de conclusiones sácalas
tú mismo.
Si esto
no te ha convencido, mira a tu alrededor, el paro juvenil está a la orden del
día y cada vez tienes más tiempo que dedicarle a tus pasatiempos favoritos,
como ver obras o darle de comer a los patos. Se lleva el bricolaje y eso de
restaurar muebles que tu madre no quería ni para dejar que se apolillaran en el
trastero, hacer magdalenas, (aunque ahora se le llamen cupcakes), llevar
rebequitas de lana y calcetártelas tú mismo, y gafas de pasta con cristales del tamaño del
ojo de Sauron.
Es
verdad, no es que seamos mayores, es que nos hemos convertido en nuestros
propios abuelos.
Tengan ustedes feliz semana.
Muy suya.
Efervescente.
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